Cada domingo tenemos el privilegio y el gozo de poder reunirnos como pueblo de Dios para disfrutar de la comunión de los hermanos, de elevar cánticos como una sola voz, de oir la Palabra de Dios expuesta y explicada y compartir la mesa que Dios nos pone delante para deleitarnos en Él como un solo cuerpo.
«¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras; como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; Porque allí envía el Señor bendición, y vida eterna.» – Salmos 133
La comunión entre hermanos es vital en la vida cristiana, siendo un claro indicador de la presencia vivificante de Dios en su Iglesia.
«Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.» – 1 Juan 1: 6 -7
¡Todo el que quiera venir y participar es bienvenido!