Pregunta 11: ¿Qué exige Dios en el sexto, séptimo y octavo mandamiento?
En el sexto, que no le hagamos daño, ni odiemos, ni seamos hostiles a nuestro prójimo, sino que seamos pacientes y pacíficos, tratando incluso a nuestros enemigos con amor. En el séptimo, que nos abstengamos de la inmoralidad sexual y vivamos en pureza y fidelidad, ya sea en el matrimonio o en la soltería, evitando cualquier acción, mirada, palabra, pensamiento o deseo impuro, y cualquier cosa que conduzca a ellos. En el octavo, que no tomemos sin permiso lo que le pertenece a otro ni retengamos cualquier bien que puede ser de beneficio para otro.
MARZO 13
El séptimo mandamiento nos llama a evitar toda forma de impureza sexual. El pecado sexual disminuye la gloria de Dios y denigre el alma humana. Cuando pecamos en el área sexual – aunque haya placer físico – nos sentimos sucios e insatisfechos, porque hemos sido infieles en el uso de este don. Con esto quiero decir que hemos demandado y hecho promesas que no se pueden cumplir. La mera unión física no cumple el propósito del sexo, que es expresar la plena unión de un hombre y una mujer en el matrimonio – ¡que, a su vez, apunta a Jesucristo y su Iglesia! La fornicación es el perverso acto de consumir el cuerpo del otro. ¡Es terrible! Hermano, hermana, huyamos de toda inmoralidad sexual. Abandonemos series, películas, libros que promuevan estas formas de pecado. Vistámonos con elegancia y decoro, y reservemos la sensualidad para el habitáculo del matrimonio. ¡Seamos puros delante del Señor!
Leer: Proverbios 7:1-27.