“Si fueren destruidos los fundamentos, ¿Qué ha de hacer el justo?” Salmos 11:3.
En el último pensamiento consideramos las respuestas que aparecen en el contexto del Salmo 11. Ahora veremos algunas extraídas del consejo general de las Sagradas Escrituras. Parafraseando la pregunta:
“¿Qué debe hacer el hombre de Dios cuando los fundamentos de la sociedad están en ruinas?”
Primero, debe conocer muy bien su Biblia. Pero debe ser un conocimiento de una clase particular. No puede ser un mero acercamiento personal, devocional, centrado en la sola relación del individuo con Dios.
Antes, debe abrazar las Escrituras como el manual por el que Señor Jesús quiere reformar cada aspecto de la vida y de toda la sociedad. Cuando los fundamentos han sido destruidos debemos ir a la Biblia para aprender de ella cómo ser marido, esposa, padre, madre, hijo, jefe, empleado, ciudadano, etc. Debemos ir a la Escritura para que ella redima nuestro entendimiento del dinero, del ocio, la política, el trabajo, los deportes, la tecnología, los estudios y todas las esferas de la vida. Nada menos que esto es suficiente.
Jesucristo es el Señor de todo y Él ejerce su señorío mediante la aplicación de su Palabra. La bienaventuranza del justo reside en volver concienzudamente a la Escritura con la firme determinación de que cada aspecto de su vida se encuentre bajo el señorío de Jesucristo, además de ser un instrumento para la instauración de su Reino en la sociedad presente. Este es el primer paso. Si queremos de verdad ver una reforma en la sociedad en la que estamos, si queremos que Dios glorifique al Hijo en esta tierra, lo primero que necesitamos es conocer bien, pero muy bien, nuestras Biblias.
Pedro Blois